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FIBROSIS
¿Qué es la fibrosis hepática?
La fibrosis hepática es el proceso de cicatrización que representa la respuesta del hígado a una lesión. De la misma manera que la piel y otros órganos curan las heridas mediante la deposición de colágeno y otros componentes de la matriz, el hígado repara las lesiones mediante la deposición de colágeno nuevo.
La fibrosis del hígado resulta en un flujo sanguíneo reducido a través del hígado. A medida que se pierde el tejido sano del hígado, el hígado también pierde su capacidad para funcionar. Sin tratamiento, la fibrosis de hígado puede progresar hacia cirrosis de hígado, fallo hepático, y cáncer de hígado.
¿Cómo saber si el hígado está enfermo?
Síntomas
Color amarillento en la piel y los ojos (ictericia)
Hinchazón y dolor abdominal.
Hinchazón en las piernas y en los tobillos.
Picazón en la piel.
Orina de color oscuro.
Color pálido de las heces.
Fatiga crónica.
Náuseas o vómitos.
En la fibrosis hepática, el tejido conectivo excesivo se acumula en el hígado; este tejido representa la cicatrización en respuesta a la lesión celular hepática crónica repetitiva.
Con frecuencia, la fibrosis avanza y compromete la estructura y, finalmente, la función del hígado, a medida que los hepatocitos en vías de regeneración intentan reemplazar y reparar el tejido dañado. Cuando esta alteración es diseminada, se confirma la cirrosis.
Cirrosis
La cirrosis hepática es la fase final de la enfermedad hepática crónica con fibrosis (endurecimiento del hígado) que ocasiona el mal funcionamiento del mismo y sus complicaciones, por la dificultad de pasar la sangre a través del mismo, con aumento de presión en la vena porta, lo que ocasiona las principales complicaciones de la misma, que son la Hemorragia Digestiva por varices esofágicas o gástricas, la acumulación de líquido sobre todo en el abdomen (ascitis) y piernas; y los episodios de desorientación (encefalopatía) por la intoxicación de la sangre al no pasar ésta por el filtro del hígado. Existen otro tipo de complicaciones muy graves como la peritonitis bacteriana espontánea (infección de la ascitis), el síndrome hepatorenal o el síndrome hepatopulmonar.
Las causas principales de la enfermedad son el abuso crónico de alcohol, las hepatitis víricas tipo B o C y menos frecuentes otras causas como enfermedades autoinmunes o hereditarias, ciertos medicamentos o tóxicos, y últimamente se está relacionando con la acumulación de grasa en el hígado asociado sobre todo a la obesidad, la diabetes tipo 2, el aumento de grasas en sangre y la vida sedentaria.

Cirrosis compensada y cirrosis descompensada.
La fase inicial se llama cirrosis compensada. El hígado tiene gran cantidad de cicatrices, pero todavía puede realizar muchas funciones importantes y el paciente puede no tener síntomas de que su hígado está dañado. La enfermedad se detecta de manera incidental mediante exámenes de laboratorio, exámenes físicos o imágenes. Uno de los hallazgos comunes es la elevación de leve a moderada de las aminotransferasas (ALT/AST) o de la gamma-glutamiltranspeptidasa (GammaGTP) con posible agrandamiento de hígado y/o del bazo en la exploración física por imagen.
La fase avanzada se llama cirrosis descompensada. El hígado está tan dañado que no puede realizar funciones importantes para mantener el organismo de la persona en buen estado y los pacientes generalmente presentan una amplia gama de signos de alarma y síntomas que surgen por la combinación de disfunción hepática e hipertensión portal. Las complicaciones clínicas más frecuentes son: ascitis (acumulación de líquido en el abdomen), hemorragias varicosas, insuficiencia renal y encefalopatía hepática (trastorno de la función cerebral que puede ser transitoria). Los órganos más afectados son el aparato digestivo, el sistema circulatorio, el riñón y el cerebro. Cuando esto ocurre, el paciente ha de ser controlado y tratado por especialistas.
El paso de una fase de cirrosis compensada a una cirrosis descompensada, se caracteriza por ascitis, ictericia, encefalopatía hepática, hemorragia varicosa y/o carcinoma hepatocelular (HCC). Otras complicaciones de la cirrosis incluyen peritonitis bacteriana espontánea y síndrome hepatorrenal.
La ascitis es la acumulación de líquido en la cavidad abdominal. El peritoneo es una membrana que rodea los órganos del interior del abdomen que produce líquido ascítico. Este líquido es normal en el cuerpo, pero el cáncer puede provocar que el peritoneo produzca demasiada cantidad de este líquido. Esto se denomina “ascitis maligna” y a menudo es un signo de cáncer avanzado.
La Encefalopatía portosistémica puede desarrollarse en pacientes con hepatitis fulminante causada por virus, fármacos o toxinas, pero es más frecuente en caso de cirrosis o de otras enfermedades crónicas en individuos que desarrollaron extensa circulación colateral portosistémica como consecuencia de la hipertensión portal.
El Hepatocarcinoma (HCC o CHC) es el tumor maligno más frecuente originado en el hígado y es una de las principales causas de muerte relacionada con el cáncer en todo el mundo. Su asociación es con el daño hepatocelular producido por la infección crónica del virus de hepatitis B y C,El HCC es una patología grave y globalmente relevante.
Las várices esofágicas son venas anormales dilatadas en el tubo que conecta la garganta con el estómago (esófago). Esta afección ocurre con mayor frecuencia en personas que padecen enfermedades hepáticas graves.
Las várices esofágicas se desarrollan cuando el flujo de sangre normal al hígado se bloquea por un coágulo o tejido cicatricial en el hígado. Para evitar los bloqueos, la sangre fluye hacia vasos sanguíneos más pequeños que no están diseñados para transportar grandes volúmenes de sangre. Los vasos pueden filtrar sangre o incluso romperse, y así provocar un sangrado posiblemente fatal.
Trasplante hepático
